Budapest, un económico destino romántico a solo tres horas de Madrid

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Cuando una pareja tiene que lograr cuadrar horarios de trabajo, vacaciones escolares… es complicado encontrar el momento ideal para escaparse unos días en modo romántico. Y si, por romántico me refiero a irnos sin un niño colgado a cada pierna pidiendo algo a cada momento.


Este mes de diciembre logramos cuadrar cuatro días y lo primero era elegir un destino económico, que los gastos de Navidad estaban a la vuelta de la esquina, no demasiado lejos, que cuatro días tampoco dan para mucho y donde la máxima preocupación sea pasarlo bien en pareja.


Tras barajar bastantes opciones como Venecia o Lisboa, nos decantamos por la capital de Hungría, Budapest, una ciudad dividida por el Danubio que se convirtió en el destino perfecto.


Preparar el viaje fue sencillo y económico, y aunque tanto el vuelo como el hotel lo adquirimos por Rumbo, nos decantamos en contratar algunas actividades en Civitatis, una web que nos habían mencionado en ocasiones algunos conocidos y con la cual nos hemos quedado encantados ya que es muy práctica, cómoda y económica, ya que en ella, una vez seleccionada la ciudad de destino podrás comprar por adelantado un buen numero de actividades sin ningún sobrecoste y con la garantía de tener plaza reservada y un servicio de asistencia muy eficaz (y lo digo por experiencia). Además para quienes los idiomas se nos resiste un poco, resulta cómodo solucionar tus dudas durante la compra en castellano, algo que en el destino se vuelve complicado y nos hace más vulnerable a ser tratados como turistas y que nos acabe saliendo más caro, principalmente en países que no tienen el euro como moneda como es el caso de Hungría.


Conocer Budapest en dos días es una tarea posible y que se realiza sin agobios, aunque si queremos profundizar un poco lo ideal son tres días completos.

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Nuestro primer día lo destinamos a conocer la zona de Pest, ya que para quienes no lo sepáis el Danubio separa con su inmensidad Buda y Pest, dos grandes ciudades que se unen con grandes puentes para formar una de las capitales europeas de mayor importancia.


Pest supone el corazón económico y comercial de la ciudad, y alberga monumentos que son de obligada visita como el Mercado Central de Budapest, el Monumento de Zapatos, la Gran Sinagoga Judia de la calle Dohany, el Parlamento, la Ópera o La Casa del terror. Nosotros para finalizar un gran tour de todo el día, pudimos disfrutar de un crucero por el Danubio con cena y música en vivo que se ha convertido en uno de los mejores momentos magicos de nuestras pequeñas vacaciones.


A lo encantador del navegar el Danubio en una velada romántica, cruzando los puentes iluminados y sobrepasando los principales monumentos de ambos lados del río, que por la noche adquieren un carácter mágico, le sumamos una auténtica degustación de los productos típicos en una cena es de tipo buffet que pudimos disfrutar desde la confortabilidad de un barco acristalado y climatizado que nos permitió las mejores vistas de la ciudad. Todo amenizado con una actuación de música en vivo que nos dejo boquiabiertos a todos los presentes.


El segundo día nos movimos por Buda, la antigua sede real y zona residencial más elegante. Puede parecer increíble como una misma ciudad ofrece tanta diversidad en tan pocos metros de diferencia.


Buda es algo más cara para los turistas, y la masificación en los monumentos es mayor, por ello no es mala idea organizar bien la visita si la realizáis en invierno para no pasar más frío del necesario, que aunque no lo haya dicho anteriormente, Budapest es una ciudad muy fría en invierno.


Para nosotros el tercer día era el regreso, no nos daba para más la escapada, pero un tercer día extra nos hubiera encantado para visitar ampliamente, con baño incluido, el balneario Széchenyi, uno de los baños termales más fascinantes del mundo. Pero ojo, si tenéis pensado ir os aconsejamos que compréis la entrada por adelantado y os ahorrareis muchas colas o no tener plaza, ya que es uno de los espacios más concurridos y donde uno de esparce más en el tiempo. Sinceramente por poco más de 16 euros merece la pena sumergirse en aguas termales mientras el termómetro marca bastantes grados bajo cero.

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Si buscáis un destino romántico os recomiendo visitar “La Perla del Danubio”, no en balde es visitada por más de 7 millones de turistas cada año. Os enamorareis de esta preciosa ciudad de ensueño.